Los perros son animales carnívoros que poseen una historia de dieta alta en proteínas. Sin embargo, hoy en día la mayoría de los perros que viven en áreas urbanas siguen dietas altas en carbohidratos y, por lo tanto, enfrentan desafíos de estilo de vida similares a los seres humanos.
Una parte importante de la salud animal se deriva del intestino: un «intestino sano» es indispensable para la fisiología y el bienestar del huésped. El tracto gastrointestinal (GIT) alberga una comunidad microbiana compleja que actúa de varias maneras, afectando tanto la absorción como el metabolismo de los nutrientes, las funciones tróficas y protectoras del huésped. Cualquier perturbación dentro de la microbiota intestinal puede conducir al desarrollo de una multitud de enfermedades y trastornos, como por ejemplo diarrea, alergias, obesidad y síntomas de estrés.
¡La salud y el bienestar de las mascotas, al igual que sus dueños, dependen en gran medida de la microbiota intestinal!
En nutrición de mascotas: probióticos y prebióticos
La composición nutricional y el contenido de los alimentos influyen significativamente en la función gastrointestinal, la composición de la microbiota y sus productos metabólicos en el intestino animal. Las dietas de animales de compañía han evolucionado a alimentos formulados científica y nutricionalmente.
El término prebiótico se refiere a ingredientes fermentados selectivamente que dan lugar a cambios específicos en la composición y/o la actividad de la microbiota intestinal, confiriendo así beneficios a la salud del huésped.
Los perros sanos alimentados con una dieta suplementada con achicoria, un oligosacárido fermentable, demuestran una consistencia fecal más firme, un pH fecal más bajo y niveles elevados de bifidobacterias y recuentos disminuidos de Clostridium perfringens en sus heces en comparación con los animales con una dieta rica en proteínas. El consumo de nueva polidextrosa prebiótica fermentable por parte de los perros aumenta las concentraciones de acetato fecal, propionato y ácidos grasos de cadena corta (SCFA, por sus siglas en ingles), mientras que disminuye el pH fecal y el indol
El probiótico, por su parte, se define como «microorganismo vivo que cuando se administra en cantidades adecuadas confiere un beneficio para la salud del huésped». La mayoría de las cepas probióticas para humanos y animales pertenecen a bacterias de ácido láctico (LAB) y a bifidobacterias humanas.
Existen posibles modos de acción de los probióticos en el huésped e incluyen: producción de compuestos antibacterianos, competencia por nutrientes y sitios de adhesión con patógenos potenciales, alteración del metabolismo microbiano, estimulación de la inmunidad entre otros .
Los posibles beneficios del uso de probióticos en mascotas incluyen: modulación del sistema inmune, ayuda en el mantenimiento del estrés, protección contra infecciones causadas por enteropatógenos, mayor crecimiento y desarrollo, control de trastornos alérgicos y recientemente también obesidad.
Algunos probióticos en particular, que aparecen en las fórmulas para mascotas, están orientados a enfermedades específicas que las mascotas sufren comúnmente: Bifidobacterium lactis, que se enfoca en la salud del sistema.
inmunológico; Bifidobacterium animalis y Lactobacillus acidophilus, que se dirigen a la salud digestiva; Bifidobacterium longum, relacionado con la salud del sistema digestivo e inmune; y Bifidobacterium bifidium, relacionado con la salud del sistema intestinal e inmune.
Paulatinamente estas categorías siguen creciendo e incluso diversificándose a medida que los dueños de mascotas se vuelven cada vez más específicos en sus necesidades para la salud de estas.
Extracto tomado del boletín Nutrición en caninos probióticos y prebióticos, por PhD. Juan Camilo Arroyave Manco, 2020